El misterio del color del Puente Golden Gate
En un giro sorprendente, el icónico Puente Golden Gate, símbolo de San Francisco y maravilla de la ingeniería, oculta un curioso dato que desconcierta a los visitantes: su color no es realmente rojo. A pesar de lo que puedan pensar los turistas y la creencia popular, hay una explicación técnica detrás de esta característica que se ha convertido en parte integral de la identidad del puente.
El color distintivo del Puente Golden Gate es lo que se conoce como ‘International Orange’, o naranja internacional. Este tono fue seleccionado no solo por su estética, sino también por razones prácticas: su visibilidad en la neblina, que con frecuencia cubre la bahía, es superior a la de otros colores. Además, este color se integra armoniosamente con el entorno natural y es menos intrusivo desde el punto de vista paisajístico.
Contrario a lo que muchos piensan, la elección del color no fue un capricho, sino el resultado de un detallado proceso de selección. Durante la construcción del puente en la década de 1930, el arquitecto Irving Morrow se vio atraído por el color rojizo del imprimador anticorrosivo utilizado en el acero, lo que lo inspiró a proponer una gama de colores entre los que se encontraba el ahora famoso ‘International Orange’.
El puente, que se extendió por primera vez sobre el estrecho Golden Gate en 1937, es hoy en día uno de los monumentos más fotografiados del mundo y un imán para turistas de todos los rincones del planeta. Su diseño y color no solamente han servido para la funcionalidad del puente, sino que también han contribuido a crear una imagen cultural y visualmente impactante.
A pesar de que la tonalidad del puente puede parecer roja, especialmente durante las puestas de sol o bajo ciertas condiciones de luz, el ‘International Orange’ le otorga una personalidad única. Este color no solo es un elemento clave en la identidad visual del puente, sino que también cumple con los estándares de seguridad y conservación requeridos para su mantenimiento.